La sorprendente desaceleración de la inflación británica en agosto ha llevado a los mercados y analistas a cuestionar las futuras decisiones del Banco de Inglaterra respecto a las tasas de interés. Con la inflación cayendo a un 6,7%, su nivel más bajo en 18 meses, se ha intensificado el debate sobre si el banco central debería pausar sus continuas subidas de tasas.
La inflación de agosto no solo marcó una ligera disminución respecto al 6,8% registrado en julio, sino que también fue contraria a las expectativas de varios economistas y las proyecciones previas del propio Banco de Inglaterra.
Esta desaceleración inesperada hizo que la libra retrocediera y provocó que los inversores anticiparan una probabilidad cercana al 50% de que el banco mantenga sus tasas en la próxima reunión de septiembre.
Las cifras subyacentes, que se refieren a la inflación sin contar los precios fluctuantes de alimentos y energía, mostraron una desaceleración aún más marcada, pasando del 6,9% en julio al 6,2% en agosto. Esta caída ha fortalecido la posibilidad de que Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra, junto con el Comité de Política Monetaria (CPM), decida mantener las tasas, interrumpiendo una serie de 14 aumentos consecutivos desde diciembre de 2021.
Chris Hare, economista de HSBC, destacó la importancia de esta sorpresa en la inflación subyacente para el banco central, aunque también señaló que, dada la reciente tendencia al alza en los salarios, aún es probable una subida de tasas en la reunión del jueves.
La Oficina Nacional de Estadística identificó la disminución de precios en hoteles y vuelos, así como un menor incremento en los precios de los alimentos en comparación con el año anterior, como las principales razones detrás de la desaceleración inflacionaria. Sin embargo, estos descensos compensaron el incremento global en los precios del combustible y un nuevo impuesto sobre bebidas alcohólicas.
Pese a esta reciente baja, la inflación del Reino Unido sigue siendo una de las más altas de Europa Occidental, superada solo por Austria e Islandia en agosto. No obstante, las proyecciones del Banco de Inglaterra del mes pasado anticipaban una inflación del 7,1% para agosto, que luego disminuiría rápidamente a cerca del 5% en octubre.
Dada esta situación, muchos expertos e inversores creen que si el Banco de Inglaterra decide aumentar las tasas este jueves (lo que sería la decimoquinta vez consecutiva), podría ser el último ajuste en este ciclo. James Smith, economista de ING, reitera esta perspectiva al señalar que, aunque la decisión es complicada, es probable que cualquier alza que ocurra sea la última por el momento, dada la desaceleración económica en el Reino Unido.
Fuente: investing